Diferencia entre productor y productor ejecutivo
Muchas veces no está claro el papel del productor en la creación de contenidos audiovisuales. De hecho, para el público en general, la figura del productor pasa desapercibida. Pocos son los que tienen en cuenta su importante labor para que una producción audiovisual vea la luz y avance.
La Real Academia define al productor como la persona "que, con responsabilidad financiera y comercial, organiza la realización de una película y aporta el capital necesario". Asimismo, el ordenamiento jurídico español, en una de sus formulaciones más importantes, considera al productor como "el empresario privado que tiene la iniciativa y asume la responsabilidad económica de la "fabricación" de la película y es el titular de los derechos de exhibición o exhibición pública, sin perjuicio, en todo caso, de los derechos que puedan reservarse a los autores, que no podrán ser cedidos en ningún caso".
El término productor se utiliza para varias posiciones completamente diferentes en el proceso de producción y en el organigrama clásico de una empresa audiovisual. Las dos posiciones más importantes que incluyen la palabra productor y que no deben confundirse son: productor y productor ejecutivo.
Productor
Productor, es el promotor del proyecto y el propietario del negativo y de todos los derechos de la película. Para que nos entendamos, él es el que arriesga el dinero. Tiene la capacidad de decidir qué película quiere hacer y en algunos casos, dependiendo del contrato que haya firmado y de la legislación de cada país, tiene incluso la capacidad de tomar decisiones sobre el montaje final de la película, pudiendo hacer valer su opinión sobre la del director.
Productor ejecutivo
Productor ejecutivo, es contratado por el productor para llevar a cabo diversas acciones en relación con el desarrollo, búsqueda de financiación, distribución, etc. Suele cobrar un porcentaje del dinero obtenido de su actividad o un porcentaje del presupuesto total del proyecto. El productor ejecutivo busca financiación y también la gestiona y la gasta. No es propietario de la obra o puede serlo con un porcentaje muy bajo si ha aportado la obra al productor.
Muchas veces, las dos figuras anteriores se fusionan en una que asume todas las responsabilidades, ejecutivas y económicas. Otras veces son dos figuras que colaboran según la estructura de producción en la que se incorporan.
La figura del productor en una obra audiovisual es tan importante como la del propio director, o incluso más. Es él quien tiene la visión global del proyecto. Intenta reunir el arte y la industria en su justa medida, creando un producto en el que se expresan las inquietudes artísticas, las del director y de todo su equipo y, al mismo tiempo, cumple con las normas del mercado, las obligaciones y las expectativas creadas: duración, formato, calidad técnica y audiencia. Nos referimos al productor que adquiere un fuerte compromiso con la obra, al que da una dimensión con el talento adecuado y obtiene su financiación. Se trata de un productor participativo, en contraposición a los productores-inversores con una función puramente financiera. La tarea del productor participativo es acompañar y velar por cada una de las fases de la realización de la película, cortometraje, documental o contenido, desde el concepto, pasando por el desarrollo, la preproducción, la producción, la posproducción y la comercialización, hasta encontrar su máximo desarrollo comercial, como producto-contenido en sí mismo o como obra audiovisual de apoyo a otro interés mayor.
El productor es una especie de todoterreno que tiene que dar apoyo para que el director pueda expresarse y que, al mismo tiempo, tiene la enorme responsabilidad de ser el propietario y gestor de la obra a todos los niveles. El productor tiene un doble objetivo: localizar y gestionar el talento creativo y técnico del proyecto y buscar los recursos para transformarlo en contenido audiovisual según los gustos e intereses del mercado o del cliente. Ambos objetivos deben dar como resultado una obra de calidad, en términos artísticos y/o comerciales.
El productor debe destilar en el equipo inspiración, confianza y seguridad. Además, debe tener la sensibilidad de dejar que el director-productor haga y no interfiera en su creatividad, pero al mismo tiempo mantener los preceptos industriales y de coste del producto y del proyecto.
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