Nuevo cine Alemán
El Nuevo Cine Alemán es un movimiento que surgió a mediados de los sesenta como respuesta al bajo nivel de calidad alcanzado por el cine alemán hasta entonces. Después de la Segunda Guerra Mundial, y con la diáspora de todos los grandes profesionales de la industria alemana a otros países (básicamente a Hollywood), se desarrolló un cine alemán muy poco importante, con poca calidad en sus películas y ahogado por la colonización americana de sus pantallas. El punto más crítico fue en 1961 cuando el Premio a la Mejor Película Alemana en el Festival de Cine de Berlín fue desierto.
Al mismo tiempo, un grupo de directores arriesgados y vanguardistas desarrollaban su actividad al margen de la industria, ya que ésta no daba cabida a estos nuevos autores por los riesgos que implicaban sus propuestas. Su trabajo se pudo ver en el Festival de Oberhauser, donde en 1962, 26 cineastas firmaron el Manifiesto de Oberhauser, reclamando su espacio en el cine alemán.
Nombres como Alexander Kluge, Volker Schlöndorff, Rainer Werner Fassbinder, Werner Herzog o Wim Wenders fueron abanderados de este movimiento que se extendió a lo largo de los años 70. Automáticamente varias películas de estos directores comenzaron a recibir el reconocimiento de la crítica y el público a nivel internacional en diferentes festivales, por lo que se integraron en la industria alemana, no sin algunas dificultades iniciales.
Con la creación en 1971 de la Filmverlag der Autoren, una empresa de distribución independiente formada por algunos de estos directores para asegurar el estreno comercial de sus películas, y gracias al modelo alemán de financiación de obras cinematográficas por las cadenas de televisión, Estos directores pudieron desarrollar sus carreras sin limitaciones, dándonos magníficas películas como El miedo del portero ante el penalti o El amigo americano de Wenders, El enigma de Gaspar Hauser o Aguirre, la ira de Dios de Herzog, o La muerte de Maria Malibrau de Schroeter son ejemplos del talento de este movimiento.
El Nuevo Cine Alemán destaca por su variedad temática, expresiva y estética, por lo que resulta complicado marcar algunos elementos que lo definen, más allá de servir para el resurgimiento de una nación, a nivel cinematográfico, muy castigado por la Segunda Guerra Mundial y nada posterior, como reflejo de otros movimientos cinematográficos europeos como el Neorrealismo italiano o la Nouvelle Vague.
Historia
Periodo mudo
Durante el período de silencio, Paul Wegener, un gran actor del teatro alemán, produjo una serie de largometrajes basados en temas de la literatura fantástica alemana del siglo XIX, como "El estudiante de Praga" (1913) y "El Golem" (1920).
Durante la Primera Guerra Mundial, Ernst Lubitsch comenzó su carrera como director de cine asimilando parte del enfoque americano de la comedia y el drama, al tiempo que incorporaba un avanzado diseño gráfico a películas como "La Muñeca" (1919) y "El Gato Montés" (1921).
Al final de la guerra se hicieron películas que mostraban decorados influenciados por el "expresionismo alemán", que entonces había empezado a utilizarse en los escenarios teatrales de Berlín.
La primera y más conocida fue "El gabinete del Doctor Caligari" (1919, Robert Wiene), pero tanto ésta como las posteriores tuvieron poca influencia en el cine alemán. Los principales directores, F.W. Murnau, Fritz Lang o Edwald A. Dupont, tenían un estilo individual y negaban cualquier conexión con el expresionismo. El gran volumen de la producción alemana (varios cientos de películas al año) incluía la misma mezcla de géneros y estilos que el resto del cine europeo, y sufrió el mismo proceso de americanización a finales del decenio de 1920 que el "cine francés" y el "cine británico".
Alrededor de 1926, la UFA ("Universum Film Aktiengesellschaft"), la mayor productora alemana, tuvo dificultades financieras debido al excesivo costo de películas como: "El último" (1924, F. W. Murnau), "Fausto" (1926, F. W. Murnau) o "Metrópolis" (1927, Fritz Lang). Esta quiebra financiera llevó a la UFA a fusionarse con las sucursales alemanas de Paramount y MGM cuando las deudas aumentaron, el financiero Alfred Hugenburg compró la empresa.
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