Preproducción en el teatro
Esta es posiblemente la fase más delicada, ya que un error en la preproducción puede traducirse en un mal trabajo en las otras etapas. Esta fase comienza con la concepción de la idea y termina el primer día de rodaje. Podríamos dividir el trabajo realizado durante la preproducción en dos grandes grupos.
Por un lado tenemos el trabajo creativo realizado por el director y el guionista. Consiste en la concepción de la idea, el tratamiento, la escritura del guión técnico, etc. Básicamente, consiste en tratar la idea o el argumento de la pieza audiovisual hasta darle la consistencia necesaria.
Por otro lado encontramos el trabajo de producción. Consiste en obtener todos los recursos necesarios para que la idea desarrollada por el director se cumpla. Esto implica buscar y contratar todo el equipo técnico, conseguir las localizaciones adecuadas para rodar la pieza así como los permisos de grabación pertinentes, alquilar el equipo audiovisual necesario, iniciar un proceso de casting para encontrar los intérpretes más adecuados, elaborar un plan de rodaje que especifique la actividad de cada uno de los días de rodaje, presupuestar todo el proyecto, planificar dietas y medios de transporte y un larguísimo etcétera.
Producción o filmación
Una vez que la idea se desarrolla y todo el trabajo se planifica al milímetro, comienza la fase de producción, desde el primer día de rodaje hasta el último. La duración dependerá de la naturaleza de la pieza, siendo mucho más corto el rodaje de un spot publicitario que el de un largometraje obviamente.
En esta fase comprenderemos la importancia de una buena planificación en la preproducción, ya que si el plan de rodaje no ha sido elaborado con precisión los tiempos de trabajo no se ajustarán y los presupuestos podrán rodar. Esta fase requiere el trabajo de todo el equipo técnico y artístico.
Post-producción
La postproducción es siempre la fase final en la elaboración de una obra audiovisual. Una vez que el rodaje ha terminado y todo el material está disponible, comienza el proceso de edición. Aquí entra en juego un nuevo agente, que a menudo también está presente durante el proceso de rodaje, es decir, el montador. Él se encargará, junto con el director, de elegir los planos adecuados y editarlos uno tras otro, generando esa sensación de continuidad.
Más allá del mero montaje, también se realizan otras tareas como la corrección de color, la mezcla de sonido, la incorporación de gráficos y efectos especiales, la grabación de la banda sonora, el doblaje y el subtitulado en los casos apropiados, etc.
Una vez finalizado todo este proceso, tendremos en nuestras manos la pieza audiovisual por la que tanto hemos trabajado. Ahora comenzará el proceso de distribución y difusión, que también es de gran importancia si queremos que nuestro trabajo tenga el impacto que se merece. Sin embargo, esta fase no se considera parte de la elaboración del producto, sino de su comercialización.
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