Decorado arquitectura cine

Decorado arquitectura cine

Decorado arquitectura cine
La relación entre el cine y la arquitectura es más estrecha de lo que parece. La arquitectura es un elemento trascendental en una puesta en escena, no es sólo un fondo o un decorado, es el espacio que actúa como testigo o cómplice de una situación, es el lugar donde viven los personajes. Es un elemento que significa algo dentro de la película.

¿Arquitectura y cine? 

El paralelismo entre los procesos de producción y realización de una película y de una obra de arquitectura es la clave para comprender la relación entre ambas disciplinas: la arquitectura y el cine. Este enfoque es muy útil cuando se utiliza como herramienta pedagógica en el aula y para transmitir el mensaje de que, al igual que en el cine, los avances técnicos deben utilizarse a favor de los usuarios, y más a favor de las ideas que de las formas, para lograr una mejor producción arquitectónica.

La arquitectura en el cine de ciencia ficción

Debemos considerar el cine y cada película en particular como un proceso artístico y técnico que, una vez concluido, contiene varios niveles de significado, de la misma manera que la arquitectura permite múltiples lecturas, enfoques y caminos para su análisis, y que por lo tanto, tanto en sus aspectos puramente técnicos como artísticos, requiere complejas operaciones de transformación en los elementos que la componen. Estas transformaciones tienen lugar desde el momento de la concepción del guión hasta la proyección final, de la misma manera que el material filmado necesita otras transformaciones para ser finalmente comercializado.

La arquitectura también necesita operaciones previas a su traslado al cine, y este proceso puede dividirse en dos fases claramente diferenciadas, tanto material como estructuralmente: en primer lugar, los elementos tomados de la arquitectura real deben sufrir una transformación que los haga representables; esto significa que se necesita una serie de manipulaciones para adaptar la arquitectura real a la idea que tiene el cineasta de lo que debe aparecer en la pantalla. La arquitectura que aparece en las películas debe ser «traducida» al lenguaje del cine en cada una de ellas, debiendo ser adaptada a un determinado entorno fijado por el cineasta. Ese entorno tiene una multitud de variables predefinidas, a las que la arquitectura debe ajustarse para el correcto funcionamiento de la obra terminada. En segundo lugar, hay que decidir qué parte de una determinada arquitectura debe aparecer en cada plano: en lo que respecta a los decorados, hay que decidir qué debe construirse, o cuál será el objeto de la representación digital, ya sea total o parcialmente.

El primer proceso al que nos referimos, esa primera transformación, contiene los elementos explícitos de cada uno de los elementos que intervienen en el rodaje y constituye la primera representación de la arquitectura real, que podríamos llamar «material». Es el que prepara el elemento arquitectónico para su rodaje, y la operación previa a la entrada en juego del resto de los componentes. El segundo proceso, la segunda transformación, es la que contiene el escenario y el carácter de la película, la que lleva el nivel simbólico que cierra todo el lenguaje de la imagen.

En el momento en que el espectador ve la película, comienza la interacción de los elementos virtuales, los elementos del lenguaje cinematográfico con sus correspondientes contrapartes reales. Aquí la arquitectura entra en juego como parte integral del producto cinematográfico. Estos entornos arquitectónico-cinematográficos son capaces de inducir sentimientos de rechazo, indiferencia o comodidad, dependiendo de las características de cada película. Por esta razón, a veces la transferencia de los mensajes contenidos en esta arquitectura filmada al original provoca la reproducción en el mundo real de esquemas y elementos arquitectónicos basados en los que aparecen en las películas, sin que esta reproducción se base en un programa o una necesidad, sino más bien en el deseo de imitación. En resumen, podemos decir que se establece un proceso de retroalimentación entre la arquitectura real y la cinematográfica, ya que hay una influencia mutua. En este proceso, el cine devuelve una versión modificada de la realidad, de la que toma de nuevo sus elementos para la siguiente transformación.

 

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