Iluminación escenografía cine teatro
Iluminación escenografía cine teatro
La iluminación de la escena debe ser considerada bajo dos aspectos: técnico y artístico.
La mayoría de las veces el director indicará al experto, electricista, los efectos que quiere lograr y los llevará a cabo. Es evidente que el nuevo director en contacto con el técnico irá adquiriendo conocimientos y descubriendo nuevas posibilidades.
La incorporación al teatro de las luces eléctricas con su gran poder de iluminación puso de manifiesto algunos defectos y riesgos de los decorados, lo que provocó la reforma de la escenografía y, por otra parte, sugirió la idea de crear otra muy sencilla con la luz como base. Según esta posibilidad, la iluminación adquiere una importancia determinante en muchos casos.
Variaciones de color e intensidad, gradaciones y tonalidades junto con la facilidad y flexibilidad en el manejo de los focos luminosos llevaron desde la idea primitiva de imitar la naturaleza hasta convenciones posteriores en las que se reflejan y soportan nuevas formas teatrales alejadas de la realidad.
La luz, así utilizada, permitirá la modulación plástica del conjunto, el aislamiento de un actor o de un objeto, y la creación de diferentes espacios dramáticos en el escenario, con rápidas y fáciles mutaciones, dentro de las nuevas convenciones que no tendrán que recurrir al engorroso cambio de escenario.
En las escenas de danza o de fantasía, sobre todo, la iluminación adquiere posibilidades de profundidad, ductilidad y creación aumentando, sin límite, los matices y los recursos de embellecimiento.
Instrumentos de iluminación
El sistema de iluminación de la escena ha cambiado mucho y en cada obra y en cada puesta en escena se puede abordar de manera diferente. Pero hay algunos elementos que es conveniente conocer.
La batería es un conjunto de pequeñas luces que ha tomado el lugar de las luces de pie. Estas fueron previamente colocadas en el proscenio mirando hacia adentro, pero se arriesgaron a crear sombras fácilmente.
Las diablas y los varales están suspendidos detrás de las escenas, el primero, y entre las pausas, el segundo. Las pilas, las diablas y los varales suelen tener tres colores alternos, blanco, rojo y azul, que se utilizan para la luz difusa.
Los reflectores o proyectores tienen mayor variedad de colores (rosa, ámbar, azul acero, verde), y, gracias al uso de micas o talcos que se interponen en el haz de luz, son variados. La mayoría de los reflectores están situados en la sala y a una cierta altura para evitar las sombras de los actores en el escenario.
La primera diabla se cuelga junto al telón, lo más bajo posible, pero de forma que sea invisible. Normalmente en ella o en el puente sobre ella, se instalan reflectores para iluminar los rostros de los actores y las diferentes áreas.
Los reflectores para seguir a los actores se accionan desde el puente. El uso de cañones y otras fuentes de luz dirigida debe estudiarse en cada caso según los efectos artísticos deseados. Los actores deben estar suficientemente iluminados, pero sin destruir la atmósfera creada por el resto del conjunto. Por esta razón se prefiere ahora que la luz venga desde arriba y las luces de pie han sido sustituidas por proyectores instalados en la sala.
Hay instrumentos de proyección que hábilmente utilizados logran producir efectos espectaculares como rayos, estrellas, tormentas… Esto depende en gran medida de la habilidad del iluminador.
La iluminación, en su conjunto, se maneja desde una caja de luz. Por medio de resistencias, se regula la intensidad de todos los instrumentos de iluminación. La precisión y la puntualidad son fundamentales.
La iluminación en la práctica
Hoy en día, la iluminación permite una gran flexibilidad en la instalación y una mayor precisión y posibilidades expresivas en su manejo, hasta el punto de convertirse en una parte clave de la puesta en escena.
Sin embargo, hay algunas prácticas que deben ser recordadas porque, respaldadas por la experiencia, casi tienen fuerza de ley:
- Hay que iluminar a los actores, no a los decorados, sobre todo cuando están pintados.
- Hay que evitar el exceso de luz en los decorados corpóreos como columnas o árboles, porque se aplastan.
- La luz debe venir de arriba, nunca de abajo.
- La luz debe apoyar la acción con los cambios de tono necesarios, pero nunca deben ser bruscos, sino suaves.
- Los colores de los reflectores que iluminan en una dirección suelen ser cálidos (rosa, ámbar, rojo), mientras que los que lo hacen en la dirección opuesta deben ser fríos (azul, verde).
- El público tiene que ver a los actores cómoda y fácilmente, incluso en escenas nocturnas. No se admite la escena totalmente oscura y la oscuridad prolongada cansa al espectador. Lo mejor es, cuando la obra lo exige, comenzar la escena con la oscuridad requerida y luego aumentar gradualmente la iluminación hasta conseguir un tono que, sin ser infiel a lo que la situación prescribe, sea agradable.
- Anteriormente se tenía mucho cuidado, especialmente en las escenificaciones naturalistas, de ocultar los dispositivos de iluminación y proyección. Ahora la costumbre ha cambiado mucho en esta materia y la mayoría de los focos se colocan en una posición visible y, a veces, forman parte del propio conjunto dentro de la nueva convención.
- El llamado recurso de la luz negra suele ser muy adecuado para producir escenas de fantasía convencionales donde flores, monstruos, máquinas, robots, etc. se mueven por la escena. El uso de la luz negra no es difícil y hay espectáculos que se basan precisamente en ella. Pero hay que combinar bien los colores fluorescentes y colocar los tubos en la posición correcta.
- Si usas la luz negra, por ejemplo, sólo para una escena dentro de una obra, debes evitar los cambios repentinos para evitar impresiones fuertes de miedo o terror. La sorpresa puede ocurrir sin llegar a tales extremos. Este procedimiento es muy agradable para intervenciones de naturaleza fantástica, movimientos mágicos y oníricos.
Dada la perfección técnica con la que se utilizan todos estos recursos en el cine y la televisión, incluyendo los dibujos animados, en el teatro más que competir con estos medios deben buscar crear sus propias situaciones.